Nordeste de la India
A inicios de los años 90 surgieron enfrentamientos violentos entre dos grupos étnicos en el nordeste de la India. Los principales grupos involucrados fueron los nagas y los kukis de habla thadou. Había existido tensión entre los grupos por generaciones, así como competencia por la propiedad y el uso de la tierra. Pero durante esta nueva erupción de conflicto la violencia alcanzó niveles nunca antes vistos y se propagó por todo el estado.
Bann Makan retoma la historia…
Teníamos como hogar unos hermosos 600,000 metros cuadrados de colinas ondulantes a 30 km de Imphal. Habíamos establecido un Centro de capacitación pastoral y una escuela de educación primaria para los niños naga, kuki y meitei de las aldeas aledañas. La tensión entre los kukis y los nagas acababa de empezar, convirtiéndose en una guerra civil. Al encontrarnos en medio del enfrentamiento, nos vimos obligados a salir de nuestras tierras. Un domingo por la mañana el Centro fue atacado. Cuando regresamos al Centro descubrimos que 14 de las 15 viviendas habían sido completamente reducidas a cenizas por el fuego. Pero Dios nos había preparado para enfrentar la realidad de la pérdida masiva dándonos una señal al aproximarnos a la aldea en ese día de sol radiante. En todo el horizonte se veía el más bello arco iris, no sólo uno, sino tres arco iris, ¡a pesar de que no se alcanzaba a ver lluvia por ningún lado! Se nos recordó la promesa de Dios a Noé en Génesis 9:12-13. Encontramos otra garantía de su promesa en dos libros, a medio quemar entre las ruinas, ambos abiertos en el pasaje de Filipenses 4:19, “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten…”.
Nosotros somos nagas ministrando entre comunidades de múltiples etnias como cuidadores de adictos a las drogas, personas que están viviendo con el VIH, personas pobres y marginadas, fundando iglesias y capacitando líderes. A pesar de no pertenecer al grupo étnico principal, para nosotros Imphal es nuestro hogar. Cuando surgieron las tensiones mucha gente naga se fue; nosotros nos quedamos. Pero al final, algunos amigos nos aconsejaron irnos a un lugar más seguro y nos fuimos por tres meses. Cuando regresamos las tensiones políticas todavía continuaban. En este lugar la identidad es un asunto sensible.
Ministrando en un lugar violento
Nos enfrentamos a retos y amenazas – constantes disturbios, protestas civiles (bandhs), tiroteos y bombazos. Mientras continuábamos el ministerio, buscar guaridas seguras cuando volaban balas frente a nuestra vivienda y recibir llamadas amenazantes eran parte de nuestras vidas. El llamado de Dios sobre nuestras vidas cobró fuerza y, aún en medio de la creciente tensión, logramos abrir una clínica donde muchas vidas fueron transformadas en el seno de la zona más inestable. La pequeña iglesia que fundamos en ese entonces hoy en día se ha ramificado en ocho iglesias. Nosotros nos atrevimos y Dios, quien nos preparó “para tiempos como éste”, nos protegió y obró a través de nosotros. Él bendijo nuestros débiles esfuerzos humanos, de modo que pudiéramos dar fruto que perdure (Juan 15:16).
Yo era miembro del Comité para la Paz y me reunía con diferentes grupos étnicos, políticos, policías y representantes del Gobierno para instaurar la paz y la reconciliación. Un día, mientras regresaba a mi hogar tarde en la noche, fui perseguido por otro vehículo –a pesar de las fuerzas paramilitares que patrullaban las carreteras. Incluso nuestro hijo de cinco años percibió el peligro que enfrentábamos y preguntó a su madre si el grupo opositor iba a matarme. Esto me dolió tanto que adopté nuevas medidas para garantizar mi seguridad y protección.
La compasión no toma partidos
En las situaciones de conflicto o uno hace concesiones y favorece a un partido o se mantiene neutral y construye relaciones. Nosotros elegimos permanecer neutrales, pidiendo que las bendiciones de Dios obraran a través de nosotros.
El conflicto priva a las personas de su perspectiva. Las comunidades que están en situaciones de conflicto, por lo general, se encuentran en ese estado porque han perdido su perspectiva y han permitido que grupos de interés dominen su esencia. Se dice que “podemos elegir a nuestros amigos, pero no podemos elegir a nuestros vecinos”. En el estado de Manipur tenemos una situación en la que grupos étnicos vecinos no mantienen una relación amistosa. Como cristianos debemos mantenernos al margen de la situación y construir puentes para crear la armonía comunal.
Construyendo puentes
Dios coloca a algunas personas en situaciones hostiles y peligrosas con la promesa de su continua presencia y protección. A veces no teníamos mensaje qué darles a las personas para consolarlas y bendecirlas. Los momentos más difíciles para mí fueron realizar funerales de víctimas del conflicto, incluyendo el de un joven oficial de la policía abatido por el grupo opositor.
En nuestra posición de proveedores de cuidados con frecuencia tuvimos intereses cruzados. En una ocasión tuve el privilegio de ayudar a un joven de la comunidad que destruyó nuestro Centro de capacitación. Atrapado en una lucha entre nuestras dos comunidades, él no podía llevar a su hermana enferma a Imphal para recibir tratamiento. Así que vino a verme en mi oficina en la iglesia, para buscar ayuda. Él describía los síntomas de su hermana y yo les pedía a mis amigos, quienes eran doctores, que prescribieran el tratamiento correcto. También le regalábamos ropa, arroz y un poco de dinero. Seis meses después, ella se recuperó y, como muestra de agradecimiento, él me trajo un huevo que había puesto una de sus gallinas.
Poco después de los disturbios comunales fui invitado a hablar en la conferencia de pastores de la comunidad que destruyó nuestro Centro de capacitación. Decidir si debía asistir fue una importante elección y me preguntaba si sería una buena jugada. Ellos garantizaron mi seguridad con sus vidas. De modo que asistí y fue una buena decisión: fui aceptado y esa fue una señal de perdón. El perdón es una elección. Para nosotros el gozo más grande es perdonar a quienes nos hieren y somos enormemente bendecidos.
El Reverendo Dr. Bann Makan es un ministro bautista ordenado y es el Director Ejecutivo del El Shaddai Resource Centre [Centro de Recursos El Shaddai]. Es un graduado del Fuller Theological Seminary [Seminario Teológico Fuller] en California. Ha trabajado a nivel nacional e internacional en el desarrollo de liderazgo y en ministerios de compasión. Ha pastoreado el Centre Church Imphal [Iglesia Centro de Imphal] durante siete años, ha fundado varias iglesias y en la actualidad está involucrado en la traducción de la Biblia, en esfuerzos por instaurar la paz y en la movilización de las iglesias a favor de la Misión Integral. Bann y su esposa trabajan juntos y han sido bendecidos con tres hijos.
Adaptado de un artículo publicado por el Christian Medical Journal of India [Publicación Medica Cristiana de la India] (Volumen 27, Número 4) con su amable permiso.