La iglesia bautista en Myanmar es la mayor denominación en el país y está conformada por 18 convenciones con aproximadamente 4,900 iglesias. Edén es un proceso de movilización de la iglesia y de la comunidad (MIC) que inició hace tres años y ha sido implementado en seis convenciones hasta ahora.
Para aprender unos de otros los facilitadores comunitarios de Edén se reúnen de manera regular en la comunidad de unos y otros. La iglesia de la comunidad del facilitador aloja al grupo de facilitadores ofreciéndoles alimento y hospedaje. De este modo los facilitadores demuestran los principios de la MIC al movilizar sus propios recursos para satisfacer una necesidad mutua. No sólo los costos se mantienen bajos y son compartidos por el grupo, sino que la presencia de los facilitadores en la comunidad despierta la conciencia sobre Edén y algunos miembros de la comunidad incluso asisten a las reuniones.
Capacitando al compartir
Naw Anthea, coordinadora de Edén, pensó inicialmente en invitar a los facilitadores y ofrecerles más capacitación. Pero luego se dio cuenta de que el mejor aprendizaje y la mejor toma de acción vienen de que el grupo comparta sus experiencias unos con otros, haciendo preguntas y motivándose entre sí. Ella vio que esto era más poderoso y eficaz para producir mejores resultados que recibir capacitación desde la oficina central.
Para animar este tipo de aprendizaje durante la capacitación los facilitadores siempre incluyen una sección para compartir y aprender y, cuando es posible, intercambian visitas. Las visitas de intercambio, además de ser utilizadas para el aprendizaje y para compartir, pueden ser utilizadas para observar y ofrecer retroalimentación sobre el estilo de facilitación. Cuando los facilitadores se ven unos a otros trabajando pueden aprender nuevas ideas y aconsejarse entre sí sobre lo que puede mejorarse.
Relaciones
Las relaciones son vitales para el éxito de la MIC. Las relaciones entre la iglesia y la comunidad deben ser buenas porque es por medio del trabajo en conjunto que la iglesia y la comunidad pueden lograr una verdadera diferencia. ¿Pero qué pasa si esas relaciones son difíciles? Unas relaciones sólidas y de apoyo entre los facilitadores proporcionan la motivación y el ánimo para continuar. A veces quizás las comunidades no quieran participar y sospechen de la motivación de la iglesia. Esta situación puede ser difícil y se necesitará mucha oración y perseverancia para desarrollar buenas relaciones con la comunidad. Es posible que los facilitadores comunitarios se desalienten y quieran rendirse, pero reunirse juntos de manera regular les ayuda a poder seguir adelante.
Recopilado por Helen Gaw y Jané Mackenzie. Agradecemos a Naw Anthea y Matthew Frost.