¿Cuál fue la reacción de la Iglesia ante esta crisis? Por desgracia, en esa época, a la Iglesia se la solía percibir como parte del problema. Muchas congregaciones seguían negando el hecho de que sus miembros estaban muriendo de sida, y algunos pensaban que el sida era un castigo de Dios.
No obstante, durante la última década, se ha progresado mucho en la forma de abordar el VIH y sida. La tasa de infecciones y muertes a causa del VIH está disminuyendo, y los líderes mundiales están intentando erradicar la epidemia de sida para el año 2030. ¿Cómo se logró esta transformación?
El mundo despierta
El tratamiento antirretroviral se encuentra disponible desde los años noventa, pero en un principio era demasiado caro, con un costo total anual por persona superior a USD 10 000. Campañas como la de la organización Treatment Action Campaign, TAC, de Sudáfrica, tuvieron mucho éxito al lograr que el tratamiento antirretroviral fuera mucho más económico (ver página 22 para más información).
El siguiente gran avance tuvo lugar en julio de 2005 cuando los líderes de ocho países de ingresos altos (conocido como “el grupo de los ocho”) se reunieron en Gleneagles, Escocia. Gracias a la influencia de una convincente campaña de incidencia, estos líderes acordaron trabajar juntos para conseguir el acceso universal a la prevención, tratamiento, atención y apoyo a personas con VIH. Además, se comprometieron a asignar fondos para lograr este objetivo.
Con posterioridad a esta reunión, la cantidad de personas que tuvieron acceso al tratamiento antirretroviral aumentó a un ritmo constante. En 2005, menos de 2 millones de personas recibían un tratamiento efectivo. Para marzo de 2015, este número había ascendido a 15 millones.
Gracias a este tratamiento, las personas VIH-positivas ahora viven más tiempo. La enfermedad ya no se considera una “sentencia de muerte”, sino que se ha vuelto una enfermedad manejable a largo plazo. Con un buen tratamiento, las personas VIH-positivas ahora pueden vivir una cantidad de años similar a la de las personas que no tienen VIH.
Adelantos en materia de prevención
Cuando se empezó a tratar de prevenir la propagación del VIH, el enfoque ABC (por sus siglas en inglés) era popular. Este consistía en la abstinencia sexual, la fidelidad y el uso de preservativos. Sin embargo, esta visión era muy limitada. La organización INERELA+ desarrolló el modelo llamado SAVE (por sus siglas en inglés) que implica prácticas más seguras, acceso a tratamientos, asesoramiento y pruebas voluntarias, y empoderamiento. La idea es aplicar un método más integral, que también incluya los principios del enfoque ABC antes mencionados (ver página 19 para más información).
En 2007, ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaron un nuevo método: la circuncisión masculina voluntaria. Esto reduce parcialmente el riesgo de que los hombres contraigan VIH al tener relaciones heterosexuales, por lo que también deben usarse otras formas de protección. Entre 2007 y 2013, cerca de 6 millones de hombres fueron circuncidados en 14 países de África Oriental y Meridional donde la prevalencia del VIH es alta.
Nuevas áreas de progreso en materia de tratamiento
Era bien sabido que el tratamiento antirretroviral podía salvar vidas. Pero en 2011, un importante trabajo de investigación arrojó como resultado que el tratamiento antirretroviral también ayuda a prevenir la transmisión del VIH. Esto es debido a que el tratamiento antirretroviral puede reducir la cantidad de VIH presente en el organismo de una persona (conocida como “carga viral”), al punto de que no pueda detectarse en un análisis de sangre. Cuando la carga viral de una persona es tan baja, el riesgo de transmisión del VIH se reduce ampliamente (aunque igual deben tomarse otras precauciones).
Otro logro en la prevención del VIH es la profilaxis previa a la exposición (conocida como PPrE). Es un tipo especial de medicamento de ingesta diaria que puede ayudar a prevenir el contagio del VIH. Está destinado a aquellas personas que tienen un alto riesgo de exposición al VIH (como los trabajadores del sexo o las personas que se inyectan drogas). La PPrE debe acompañarse con otras formas de protección, ya que no es 100 por ciento efectiva en la prevención de la transmisión del VIH.
Prevención de la transmisión materno infantil
Ha habido un gran progreso en la prevención de la transmisión materno infantil del VIH. En 2011, se lanzó el “Plan Mundial” cuyo fin es eliminar las infecciones de VIH en los niños y preservar la salud de las madres. Sin intervenciones de salud, una mujer embarazada que vive con VIH tiene hasta un 45 por ciento de probabilidades de transmitir el VIH a su bebé. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, el riesgo se puede reducir a menos del 5 por ciento. En 2013, la OMS recomendó que durante el embarazo y la lactancia, las mujeres con VIH recibieran el tratamiento antirretroviral.
El Plan Mundial se centró en los 22 países con el mayor número de mujeres embarazadas que vivían con VIH. Entre 2009 y 2013 hubo una notable disminución (43 por ciento) en el número de casos nuevos de VIH en niños en 21 de esos países.