La energía es importante en casi todas las áreas de la vida, como el transporte, la salud, la industria, la educación, las comunicaciones, el alumbrado, la seguridad, la refrigeración, la calefacción y la cocción de alimentos.
Sin embargo, a pesar del significativo progreso logrado, estamos muy lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, de garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos antes del año 2030.
Según las últimas cifras de las Naciones Unidas, 790 millones de personas —es decir, una de cada diez en el mundo— aún viven sin electricidad y cientos de millones más cuentan con un suministro limitado o poco confiable.
Además, casi la mitad de la población mundial utiliza la madera, el carbón o residuos de cosecha para cocinar. Esto produce la degradación de los bosques y causa problemas de salud debido a la inhalación de humo.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren prematuramente hasta 4 millones de personas como consecuencia de enfermedades atribuibles a los humos producidos en los hogares, principalmente, neumonía en niños y niñas, y enfermedades pulmonares en adultos. Las mujeres, los niños y las niñas corren un mayor riesgo que los hombres dado que suelen pasar más tiempo en cocinas llenas de humo.
Otros efectos secundarios potenciales de cocinar con combustibles que producen humo son el bajo peso al nacer y la pérdida de visión debido a cataratas. Cocinar a fuego abierto también puede causar quemaduras graves.
Muchas personas que no tienen acceso a electricidad utilizan velas y lámparas de queroseno para obtener luz. El queroseno puede dañar el funcionamiento de los pulmones y producir asma, cáncer y mayor susceptibilidad a contraer enfermedades infecciosas, como tuberculosis. El queroseno también puede provocar intoxicación, incendios y explosiones.
En muchos países, gracias a los avances tecnológicos, la situación energética está mejorando con rapidez, y el costo de la energía renovable se vuelve más asequible. Sin embargo, en África subsahariana y partes de Asia, el progreso es mucho más lento, en particular, en zonas rurales remotas. Si bien algunos Gobiernos tienen planes ambiciosos de conectar a todas las personas a la red eléctrica, es posible que las soluciones para generar energía a pequeña escala y sin conexión a la red sean más rápidas de implementar, más rentables y más sostenibles para muchas comunidades rurales.
Cambio climático
Alrededor del 80 % de la energía en el mundo proviene de combustibles fósiles, como el petróleo, el gas natural y el carbón. Además de contaminar y ser perjudicial para la salud, la quema de combustibles fósiles es la principal fuente de emisiones de dióxido de carbono, uno de los mayores causantes del cambio climático.
El cambio climático ya está sumiendo a muchas comunidades vulnerables en la pobreza, a medida que las estaciones se vuelven más impredecibles y se producen inundaciones, tormentas y períodos de sequía más severos. Si continuamos utilizando combustibles fósiles, la situación empeorará.
Para reducir las emisiones mundiales de dióxido de carbono y otros gases nocivos, es fundamental adoptar sistemas de generación de energía que no utilicen combustibles fósiles, sino, más bien, fuentes renovables de energía, como la hidroeléctrica, la solar, la eólica y el biogás.
Dicho esto, que la energía sea renovable no significa que sea necesariamente sostenible. Los proyectos de energía renovable mal planificados y no inclusivos pueden generar impactos medioambientales y sociales graves. Por ejemplo, la construcción de algunas grandes presas hidroeléctricas ha causado un enorme daño medioambiental, además del desplazamiento de comunidades.