Una buena nutrición durante los primeros años de vida ayuda a proteger al niño o niña de enfermedades y es fundamental para el buen crecimiento y desarrollo.
Las comunidades desempeñan un papel importante al apoyar la nutrición de las madres y sus niñas y niños pequeños. Esto incluye reconocer la necesidad de que las mujeres embarazadas descansen, consuman una variedad de alimentos nutritivos y beban en cantidades suficientes agua segura para el consumo.
Una vez que nace el bebé, las madres deben continuar descansando y alimentándose bien, y es posible que necesiten ayuda extra mientras aprenden a amamantar a su bebé. Los grupos de apoyo para madres y padres primerizos pueden ser de ayuda, así como los consejos entre pares y las visitas a los hogares de parteras o personas voluntarias del sector de salud.
En situaciones de emergencia o conflictos, proporcionar espacios seguros y privados a las madres para que amamanten a sus bebés puede ayudar a que continúen alimentándolos sin preocuparse por lo que está pasando a su alrededor. Estos espacios también pueden servir para que las madres expresen sus preocupaciones, lo que contribuirá a resguardar su salud y bienestar y el de sus niños y niñas.
Lactancia
La leche materna es el mejor alimento para los bebés. Es segura y limpia, y proporciona toda la energía y los nutrientes que un bebé necesita durante los primeros meses de vida.
La leche materna permite que los bebés desarrollen un sistema inmunológico fuerte. A medida que los bebés entran en contacto con distintas enfermedades, su saliva hace que el organismo de la madre produzca anticuerpos muy específicos en la leche. Estos anticuerpos protegen contra enfermedades y contribuyen a que el bebé se recupere cuando se enferma.