Cuando Rodrigo Baggio empezó a hablar de iniciar escuelas de computación en las favelas o caseríos de Río de Janeiro, la gente le dijo que las computadoras no era para los pobres, sino para las clases medias. Afortunadamente él no les hizo caso.
La gente joven que crece en las favelas de Río tiene dos opciones – unirse a los traficantes de droga y arriesgarse a una muerte temprana o enfrentar una vida de desempleo o trabajo manual pobremente pagado. Baggio, con habilidades considerables en computación, quiso darles más oportunidades en sus vidas a los jóvenes pobres. Empezó buscando computadoras viejas en las empresas que renovaban su equipo. Por fin, persuadió a una compañía grande que le diera cinco viejas computadoras en 1995. Empezó ofreciendo cursos de informática básicos de tres meses, lo suficiente para hacer a los jóvenes más aptos para el empleo. Mientras aprendían las habilidades, los aprendices trabajan en temas como el embarazo adolescente, la violencia y el racismo, diseñando carteles y tarjetas sobre estos asuntos. La idea no es solamente de levantar la conciencia de la comunidad. Los aprendices tienen que saber leer y pagan un costo simbólico de US $5.
Cinco años después, el Comité para Democratizar la Informática (CDI), como se le llama, ha establecido 107 escuelas en favelas de 13 estados brasileños. La UNESCO ha descrito a Baggio como ‘un futuro líder de humanidad’. El CDI estima que ha enseñado habilidades básicas de informática a 25.000 jóvenes brasileños. Actualmente recibe muchas peticiones de otros países que quieren lanzar proyectos similares.
Max Freitas tiene 15 años y hasta hace un año nunca había usado una computadora. Ahora tiene un trabajo y va a la escuela nocturna. Comenta, ‘El CDI no me mostró simplemente un camino, me abrió mis horizontes.’
La dirección del sitio web de la CDI es: www.cdi.org.br
© The Guardian. Adaptado de un artículo por Alex Bellos.